El psicoanalista Raúl Peña Cabrera en su libro “Psicoanálisis de la Corrupción” dice: “La investigación científica ha infringido tres grandes heridas narcisista a la humanidad, la primera cuando Copérnico descubre que nuestro planeta no era el centro del universo. La segunda cuando el hombre se consideraba soberano de la tierra y se atribuía un alma inmortal, un origen divino y utilizaba el nombre de animal como insulto hacia otro ser humano, es emparentado por Darwin con los animales; pero la ofensa mayor, la tercera fue impuesta por Freud al descubrir el inconsciente y plantear que el hombre tampoco es soberano de su alma, ni de su conciencia”.
Freud y su teoría al “descubrir” el inconsciente dio un giro sobre la creencia universal en ese tiempo de que los trastornos de conducta y las manifestaciones de problemas psicológicos, se debían a fenómenos demoniacos e intervenciones divinas, posesiones de almas desgraciadas que eran internadas en manicomios y desconocidas en su origen. “La neurosis de conversión” la somatizaciòn de lo psicológico no era más posesiones diabólicas o pactos mefistofélicos. Después de los estudios de Freud se llego a comprender y aceptar - con cierta reticencia es verdad - que los problemas de ansiedad, mutismo selectivo, miedos extremos, fobias, problemas sexuales, irritabilidad, inestabilidad emocional y otras manifestaciones de trastornos mentales o de personalidad se debían a la represión y dinámicas inconscientes.
El psicoanálisis apareció en la arena intelectual y científica a inicios del siglo XX, no apareció todo completo, se hizo poco a poco, conforme Freud trataba a sus pacientes, escribía sus casos, sus opiniones, tratamientos y avances. Su gran carga sexualista no cayo del todo bien en la sociedad conservadora de la época, el sexo aun era tabú y tomarlo como causa de diversos trastornos psicológicos, provoco rechazo en la intelectualidad de la época. A decir verdad Freud cuando habla de sexualidad lo hace en su más amplio concepto, no al órgano sexual sino a la carga orgánica orientada a todo lo causa placer. A toda manifestación consciente e inconsciente que buscaba placer le dio el nombre de libido. Su “Tres Ensayos para una Teoría Sexualidad” que describía el inicio de la sexualidad en el niño, abrió el camino para una mejor comprensión del desarrollo sexual y su manifestación desde la primera infancia, en esos años no se conocia noción alguna de que el niño tenga expresión sexual en su vida cotidiana, los niños estaban considerados como personas sin ninguna manifestación sexual hasta la llegada de la pubertad.
El psicoanálisis tiene en su contenido toda una literatura psicológica completa y dogmatica, que ha hecho de ella una doctrina que en sus inicios llego a calar hondo en los intelectuales de la época. Sus explicaciones sobre el origen de los trastornos psicológicos guardan consistencia interna que pueden explicar, describir y tratar casi cualquier conducta normal y patológica.
¿Pero cuál es el contenido de la teoría psicoanalista que la hace interesante, y objeto de culto para muchos estudioso de la psique humana? ¿Sera su vasto contenido de términos, jerga y descripciones que la hacen proclive para el debate? Al contrario de la parsimonia conductual, el psicoanálisis presenta una vasta terminología con significado teleológico, esta relación de espacio - tiempo entre la aparición del trauma y la manifestación del problema, la hace una teoría con característica determinista, en donde la acción traumática determina la acción posterior, no necesita de refuerzo para su aparición, bajo la óptica psicoanalista el trauma aparecerá en circunstancia que lo permita la liberación de la represión inconsciente.
El psicoanálisis ha tenido detractores y defensores a lo largo del tiempo, uno de los defensores fue el neurólogo ruso Alexander Luria quien perteneciente a una sociedad marxista y por ende materialista, no tardo en relacionar epistemológicamente psicoanálisis y marxismo, pretendió así, darle una base científica basada en el materialismo dialectico.
Para Luria el psicoanálisis y el marxismo comparten el mismo origen opuesto al empirismo y racionalismo que estudiaban los procesos cognitivos de forma aislada y no como un sistema, el empirismo y el racionalismo trataban las funciones superiores tales como percepción, atención, memoria no como un sistema, sino como ente separados, describiendo sus funciones, características y manifestaciones sin tomar en cuenta la interdependencia entre ellos, así vista la cosa no se avanzaba mucho en el estudio introspectivo.
Luria creía que el psicoanálisis era un intento por sistematizar los procesos cognitivos antes mencionados, en una organización metodológicamente ordenada y regida dialécticamente como el marxismo.
La relación entre marxismo y psicoanálisis no es gratuita, Luria no tenía otra opción que darle el rango científico al psicoanálisis relacionándola con esa otra doctrina filosófica muy en boga en esos tiempos, el marxismo. Por otra parte, el marxismo nunca se intereso por cuestiones psicológicas, su tema principal fue y lo sigue siendo, la transformación económica de la sociedad, el derrumbamiento de la clase burguesa y la lucha de clases, es más, el socialista francés Lucien Sevè hace esta intrépida aclaración “El marxismo es suficiente para explicar la personalidad y el comportamiento del hombre, no necesita de la psicología”. Hay que aclarar que para los marxista el comportamiento de los hombres esta en perfecta sujeción con los cambios sociales, en la medida de que estos se transformen, la conducta del hombre cambiara. El hombre marxista es visto como dependiente de los cambios sociales. El marxismo se interesas en la psicología, solo en la medida que los cambios sociales influyen en el hombre. Pero bueno sigamos con lo nuestro. Para Luria el psicoanálisis postula un monismo fundamental basado en la conversión de la energía mental a lo somático, de esta forma se opone a la dualidad mente - cuerpo que se encuentra en la vieja psicología. Deducimos que Luria dio su apoyo al psicoanálisis por este principio epistemológico, ya sea por su formación científica y su ideología marxista, el neurólogo vio en el psicoanálisis una novedad a ser estudiada para acabar con el dualismo cartesiano y coincidir de esta manera con el monismo postulado también por el materialismo dialectico.
Para Luria el psicoanálisis es una disciplina trata de integrar la mente a todo un sistema orgánico, cuyas partes interactúan dándole un fundamento biológico. La mente deja de tener una carga metafísica y se vuelve orgánico, componente de un sistema biológico.
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