viernes, 20 de enero de 2012

TRANSTORNOS INFANTO JUVENILES

Los trastornos infanto juveniles se refiere a un conjunto de patrones de comportamientos relativamente estables, que se manifiesta problemático y conflictivo  en sus relaciones familiares, sociales y del sí mismo, con componentes conductuales, cognitivos y emocionales. Es una forma de actuar, pensar y sentir que conlleva deficiencias, incapacidades y sufrimiento y que aparece en el trascurso del desarrollo de la infancia  y  la adolescencia.
Skinner decía en “sobre el conductismo” que una situación en donde se aplica un castigo era una situación perdida para reforzar el buen comportamiento.

Filo y ontogenéticamente los seres humanos traemos un bagaje muy limitado, es decir, es mas lo que aprendemos en nuestra historia de aprendizaje, que lo que traemos como herencia al nacer. Los niños y los jóvenes en desarrollo se enfrentan en cada momento a situaciones estresantes que, le permiten reaccionar emocional y conductualmente de una manera dada o le permiten escapar de la situación adversiva, esa forma de comportarse o de huir se refuerza o extingue de acuerdo a la forma de aprendizaje. Si el ser humano viene al mundo con una “pizarra en blanco” ya en la interacción social lo llenamos cada día con emociones negativas, reprimendas, castigos, miedos, obligaciones, creencias y presiones que resultan en trastornos que se manifiestan desde  los primeros años de vida hasta la adolescencia.  Esta amplia gama de enfrentarse ante los problemas o situaciones diarias le restan a los niños y jóvenes oportunidades de sobresalir, deterioran significativamente sus relaciones sociales de amistad y de estudios y ocasionan conflictos familiares. Desde la ansiedad de separación en niños  hasta la depresión adolescente, existen variados trastornos clínicos que en el caso de la depresión forman ya parte del problema de salud pública.
Nada tiene que ver la inteligencia en este problema, lo vemos incluso en los niños hiperactivos con coeficientes altos de inteligencias que tienen problema de riñas y peleas por la falta de control y acatamiento de las normas.  La conducta asocial o antisocial que es más grave que las travesura infantil por su frecuencia y lo que se espera para la edad del infractor. Los trastornos con un componente emocional como el trastorno de ansiedad social que incapacita al niño o joven a conductas provechosas por temor o miedo a las consecuencias, la ansiedad de separación que se origina por temor a alejarse de personas significativas debido a creencias irracionales de que van a morir, perderlos para siempre que ocasiona una indefensión en el niño que lo siente. El trastorno de vinculación desinhibida  en la niñez que hace que el niño busque atención, amistad y cariño indiferenciado de cualquier persona que están asociados también a desadaptación en la relación de con sus pares. La enuresis no orgánica (micción nocturna) y  encopresis no orgánica (emisión de materia fecal en lugares inapropiados) se presentan después de haber conseguido control de sus esfínteres. Los trastornos alimenticios Pica en la infancia, que es la ingesta de sustancias toxicas, anorexia  y bulimia en la adolescencia y muchas más.

La importancia de tener en cuenta estos trastornos por un  lado es que puede ser causante de otras alteraciones de la personalidad adulta o causas de comportamientos inadecuados, por ejemplo la exposición a maltrato físico y sexual puede llevar a la depresión  adolescente y adulta con consecuencias fatales para quien lo sufre.
Presentado el problema, lo que más se ve en la práctica clínica mediante la historia, es el mantenimiento de la conducta problema por personas cercana al entorno, sus padres, hermanos, abuelos, amigos, en fin, el ambiente social mantiene y refuerza de múltiples maneras la aparición de la conducta problema.

La prueba empírica de que esto es así  son los tratamientos existentes que  tienen resultados positivos. Por ejemplo en la hiperactividad un tratamiento y programa que incluya técnicas de modificación de conductas y cognitivas en la casa y escuela dan resultados en la aparición de conductas de control y desarrollo de la atención y concentración, en los trastornos de ansiedad de separación y ansiedad social las intervenciones más efectivas son estrategias operantes  y de exposición gradual utilizando la desensibilización sistemática que da confianza en el niño o joven de que los resultados no son como él esperaba. Pero tiene que ser paso a paso sin apresurarse. En la depresión infantil y adolescente son efectivas las técnicas cognitivos conductual donde se da más énfasis en el reforzamiento positivo, propiciando conductas reforzantes para compensar en parte la escases de refuerzos y los excesos de castigo.
Muchos padres priorizan el desarrollo cognitivo sobre los comportamientos y el factor emocional sin saber ni asesorarse que aunque su niño sea muy inteligente, mas adelante en la adolescencia y la edad adulta le faltara la estabilidad emocional para sentirse bien.


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