viernes, 18 de noviembre de 2011

¿Y QUE PODEMOS HACER CON ESTOS DATOS?

En mi artículo anterior expuse la investigación de  Pavés 2009 en donde nos muestra los resultados en relación del desarrollo del lenguaje y el nivel socioeconómico, en el concluye que, los niños de niveles socioeconómicos altos reducen significativamente sus procesos de simplificación fonológica y llegan a hablar más claro a edades más tempranas, esto ayudara para un aprendizaje escolar más rápido y eficiente en la lectura y escritura, en comparación con niños de niveles socioeconómicos bajos que tardan más en reducir tales procesos tendiendo a problemas en esos temas. Y esto debido a que los padres utilizan un lenguaje más estructurado en las relaciones verbales con sus hijos que le ayudaran a desarrollar  el léxico y la semántica, factores importantes para el desarrollo de la lectura y la escritura. ¿Pero qué hacer si se pertenece a familias de escasos recursos económicos? ¿Acaso los niños pobres estarán condenados por un determinismo económico a leer mal o a tardar en su aprendizaje de la escritura, o en el aprendizaje en general? ¡Por supuesto que no ¡

Una de las características de la investigación en psicológia, cualquiera que esta sea, es de proveer conocimientos mediante sus resultados, de una relación de  variables que  inician, mantienen, modifican  o extinguen el fenómeno o hecho investigado. En este sentido les da datos a los profesionales   o comunidad científica para realizar planes de acción, confeccionar e implementar políticas o acciones para mantener esos resultados o ayudar a los grupos en riesgo a mantener estándares de calidad de vida.

Sin la exposición de nuevas palabras, un niño no podrá desarrollar las  células del còrtex auditivo  para discriminar los sonidos ((Jensen 2000) en su defecto tardara mas en hacerlo con los problemas arriba mencionados, pero no se necesita ser  de nivel socioeconómico alto para hablar a los niños con palabras claras  desde edades tempranas, los padres deben de preocuparse en no reforzar los errores verbales de sus niños,  a veces los padres lo entienden como gracia que refuerzan con una sonrisa o repitiendo las palabras erróneas que repite sus hijos, o los llaman “mi amochito”,  o les hablan algo así como “que quele mi papachito”. Sin darse cuenta y al mimarlo los refuerzan en su error, teniendo el niño a repetir la palabra mal pronunciada.

Otra forma de ayudar al niño en su desarrollo del lenguaje es leerles desde los seis meses de nacido, no importa el tema que les lean, lo importante es mantener la relación entre su percepción auditiva y  el escuchar nuevas palabras. Los padres de familias pobres deben de corregir la mala pronunciación del habla de sus hijos, y no esperar  a los seis o cinco años para recién preocuparse en su vocabulario. Mas que todo es un problema de preocupación paterna, reforzamiento de la palabra bien pronunciada y extinción de la palabra errónea.

Prémielo si lo repite bien, ignórelo si sigue hablando las mismas palabras erróneas, (claro que pueda ser que aun no tenga la maduración fonológica para hacerlo) no lo regañe, diríjase a él con un vocabulario claro y de forma amorosa, con la evolución de sus órganos fonadores llegara a pronunciarlo de manera adecuada.


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