Las características de ansiedad
en los niños y adultos parecen ser las mismas según el CIE 10ª, sin embargo, en
la práctica se puede evidenciar que hay ciertas diferencias en la expresión que
aún no figuran en alguna categoría diagnostica infantil. El mismo CIE 10ª deja
para más adelante el desarrollo de esta categoría.
Adecuando las investigaciones al
respecto podemos decir que la ansiedad en los niños es una emoción y puede
definirse como una inquietud, desesperación incluso desasosiego, que tiene como
detonante la anticipación al peligro. Hay que tener en cuenta que:
Puede constituir una ansiedad
cuando aparece en una etapa de desarrollo que corresponde por ejemplo miedo a
la oscuridad cuando tenga 14 años.
Está bien sentir miedo, emoción,
inquietud, sin embargo, cuando estas emociones se exageran, explotan o son muy
intensas y duraderas, escapan del control del niño puede constituirse una
ansiedad.
Tener miedo, inquietud a la
oscuridad en un niño de 5 años parecería que fuera normal, pero sin embargo si
este problema perdura mucho tiempo puede constituirse en un problema.
Algo muy importante es si esta expresión
de ansiedad en el niño o adolescente le impide desarrollar sus actividades
escolares, sociales o adaptarse a ellos. Sin embargo, la dificultad debe observarse
fuera del seno familiar porque es sabido que dentro de la familia estos
problemas se enmascaran, niegan, ignoran, y se dejan pasar. Pero son más claros
fuera de casa, como por ejemplo la ansiedad de separación en la escuela.
El diagnóstico es clínico y hay
que diferenciarlo de la hiperactividad, trastorno de conducta, trastorno
generalizado de desarrollo y otros. No es necesarios exámenes médicos para el diagnóstico,
sin embargo, para descartar algunos signos orgánicos como trastorno de la
tiroides o consumo de drogas en los adolescentes que puedan confundir los síntomas.
Tratamiento.
El más efectivo y recomendado es
el tratamiento cognitivo conductual. Si acaso se necesita intervención médica o
medicación si hay alguna comorbilidad.
El trabajo puede basarse entre otros
en psicoeduación para al autocontrol emocional el niño. Reforzar el
afrontamiento a situaciones nuevas mediante promover conductas seguras y
asertivas, quitando los reforzamientos a los retraimientos como la conducta de evitación
a situaciones problemas.
En este sentido la terapia
familiar puede ayudar a fomentar relaciones
funcionales afectivas y efectivas que le den seguridad al niño.