Seguimos en este blog con el
segundo caso tratado, igual como en el primer caso y como los que colgare en
este block como se dijo en un primer momento cambiare el nombre del usuario del
servicio. Lucho es un hombre de 40 años empleado, vive con su esposa y tiene un
hijo, tiene instrucción técnica, su problema viene por el hecho que en cuatro
oportunidades ha tenido intimidad sexual con las empleadas del hogar que
laboraban en su casa, su esposa se
entero de la tercera, lo cual perdono, sin embargo en la cuarta empleada del
hogar –una menor de edad de 17 años- hubo roces, la menor le conto a su madre y
esta llego a la casa de lucho a pedir explicaciones, la esposa y la familia de
esta se entero, hecho que enfureció a la
conyugue quien le dio dos alternativas a seguir, o pide ayuda psicológica para
su impulso sexual o se separaba. Hay que anotar que lucho seducía a las
empleadas, no las forzaba.
Esta conducta de Lucho se llama en
psicología conducta ofensora sexual, hacerle
proposiciones y tocamiento a personas sin su consentimiento puede llevarlo a
serios problemas, por una parte, problemas familiares, y por otra, con la
justicia porque constituye delitos con pena de cárcel, la conducta de ofensores
sexuales y en general toda conducta sexual, se mantiene por el reforzamiento
inmediato que da el hecho de sentir placer al seducir y tocar, la negación
inconsistente y finalmente la aceptación
de la empleada del hogar a los requerimientos - más de las veces por no perder
el trabajo- también refuerza la conducta ofensora.
Se le dio un tratamiento que consistió
en entrenamiento en relajación muscular, control de estimulas antecedentes y
terapia aversiva, que consiste en darle
un estimulo
aversivo para inhibir una respuesta emocional indeseable, esto se hace en la imaginación, cuando el
usuario imaginaba las situaciones en las que se daba la conducta
placentera con la empleada, se introducía estímulos o situaciones realmente
aversivas, estas situaciones aversivas hacían perder el carácter reforzante del
placer sexual al momento de la seducción a la empleada del hogar.
Las condiciones aversivas
requeridas fueron escogidas por él mismo, escogió una situación realmente
nauseabunda que vivía cada día cuando iba en dirección a su trabajo, una vez
que dómino la relajación muscular, se procedió a realizar la técnica.
Se le entreno en reforzamiento
positivo cuando llegara a realizar la técnica en casa, el escogió comprarse helados para él y la
familia.
Se tuvo dos sesiones con la
esposa para explicarle el tratamiento y entrenarla en técnicas de reforzamiento
cuando su esposo practicara la técnica en casa.
Lucho era un hombre hábil y aprendía
muy rápido, después de unas ocho sesiones, llego a dominar la técnica y le era
realmente efectiva en la imaginación, y no le había quitado el deseo sexual con su
esposa –cosa que yo tenía en mente tratarla en el transcurso de la terapia para
evitar la generalización, pero no fue necesario.
Lucho volvió con su esposa, pero
no tenían empleada del hogar, quedamos en que cuando la tuvieran, porque la
necesitaban, reiniciaría las sesiones ante cualquier inconveniente, no fue
necesario, debido a que me llamo por teléfono y me dijo que aplicaba las
sesiones con éxito y se le había quitado “las ganas” de cualquier cosa con
ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
haz tu comentario aqui