Educar
y formar a un niño o a una persona en general es un proceso muy complicado,
entran muchas variables empezando por nosotros mismos, cuestiones emocionales,
creencias etc, y no siempre se puede hacer los conceptos que dan titulo a este artículo.
Pero no se sienta mal, es así y así será la mayoría de las veces. Lo importante es
centrarnos en la conducta que queremos que
se repita, caso contrario seriamos controladores de todas las conductas
y eso no puede ser ni por un problema práctico ni por un asunto ético ni moral.
¿Qué
quiero decir con siempre motivar? La motivación entendida desde un punto de
vista de impulso desde dentro de la persona, no nos sirve en un primer momento, incluso,
ese supuesto impulso iniciador es provocado desde fuera con un estimulo.
¿Qué es
un estimulo? Es todo, las palabras, el ejemplo, los gestos, el estimulo, la
forma de hablar, la forma de comunicarse, es todo, incluyendo por supuesto las
cosas que pueden ser aversivas para la persona.
¿Qué quiero
decir con nunca criticar? Para el caso especifico de iniciar conductas es no
castigarla, la crítica en este sentido puede ser todo estimulo que haga que la
conducta no vuelva aparecer.
En el análisis
funcional de la conducta se va mas allá de las definiciones tradicionales., así,
una crítica puede a veces motivar y otras desmotivar. Cuando motiva pasa a ser
un reforzamiento, cuando desmotiva pasa a ser un castigo, y también lo que
creemos pueda ser una motivación, dependiendo de la forma que la presentemos,
puede convertirse en un castigo o efectivamente una motivación, no es difícil de
entender, un ejemplo nos aclarara las cosas.: “Si Juan va a una piscina y no está
seguro de tirarse desde el trampolín, las burlas de sus amigos pueden ayudarlo
a decidir tirarse para evitar la crítica, en este caso la crítica se volvió un reforzador. Ahora bien si queremos que Juan inicie la
conducta de leer y le damos golosinas, puede ser que inicie la lectura, pero de
tanta golosina sin un programa de
reforzamiento previo, puede ser que la golosinas lo sacien y entonces se convertirá
en un estimulo aversivo o al menos perderá su poder reforzante.
¿Qué
hacer? Motive y refuerce, dele ejemplo hágalo Ud. y vea si su niño lo repite,
si lo hace premie con una sonrisa, abrazos,
algo tangible, hágalo sentir bien cuando lo haga, es más probable que lo
vuelva hacer, Ud no sabrá si le “gusta” a su hijo hasta que lo vuelva hacer, es
en esa oportunidad en donde debe seguir reforzando cuando la conducta aparece, después
espaciar el reforzamiento a cierta cantidad de conductas y después reforzar de
forma aleatoria cuando aparezca la conducta. Si lo hace mal, o no lo hace, no
critique, no juzgue, no le diga nada aversivo, presente de nuevo la conducta
con el ejemplo y refuerce si aparece.
Los
padres hacemos esto sin un programa, de forma aleatorio o cuando estamos de
buen ánimo, por eso es difícil establecer y mantener conductas adecuadas en
nuestros niños, por el contrario sin quererlo y sin saberlo reforzamos de la
misma manera conductas inadecuadas.